sábado, 15 de agosto de 2015

Me muero ....

Desde el día de mi nacimiento tengo una enfermedad mortal, la cual me lleva de forma irremediable a la muerte, día tras día pienso en ese momento, no se cuanto tiempo me queda, y ello me produce miedo e intranquilidad. En ciertos momentos siento que no vivo ya que estoy preocupado en el final de mi enfermedad. Y lo que más me llama la atención es que todos cuanto me rodean parecen sufrir de esa enfermedad, y están tan asustados o más que yo. Es curioso porque parece ser que de momento no ha habido ningún grupo de investigadores que hayan conseguido paliar sus efectos, retrasar o cambiar su desenlace. No hay dinero, ni persona poderosa en toda la tierra, ni en toda la historia, que haya conseguido hacer nada al respecto, y eso me asusta aún más. Tampoco parece que la gente se interese por intentar conseguir algo que mejore la calidad de vida durante esta enfermedad, la gente solo tenemos miedo al resultado final de la misma, y solo nos preocupamos de cuando llegará el final.

Cuando sentimos que el final se acerca, tanto en nosotros mismos, como en personas cercanas a nosotros que sufren de la misma enfermedad, entramos en pánico, y nuestra energía cambia drásticamente, llevándonos al sufrimiento, haciendo que nuestros últimos momentos sean duros y llenos de dolor. Todo está rodeado de incertidumbre, nostalgia, recuerdos... es curioso porque esos recuerdos de pronto se hacen buenos, y eso nos hace caer más en el dolor. Es como si de pronto tuviésemos en nuestras manos parte de un fármaco que nos podría haber hecho nuestra existencia más llevadera, más amable.

He oído que hay algunos grupos de personas, pequeños círculos en todo el mundo, que aún no habiendo conseguido sanar su enfermedad si que han conseguido convivir con ella de forma honrosa, haciendo que sus vidas no se vean afectadas por la enfermedad, y viven felices, sonrientes y llenas de amor, a pesar de que su final puede llegar en cualquier momento. Es curioso pero parece que el final no les preocupa, lo asumen, e incluso algunos osados parece que lo llegan a esperar con cierta curiosidad. Dicen que el secreto es pensar que ese final es inevitable, que es parte del proceso que tarde o temprano todos pasaremos, que no se puede vivir pensando en el, ya que al parecer al ser algo por lo que todos los que tenemos la enfermedad pasaremos, no merece la pena condicionar nuestras vidas por ello. Además algunos se aventuran a decir que quizás en ese momento, en el momento de morir, nos vamos a algún otro sitio mejor, mucho mejor, donde todo es perfecto, todo es amor, y por eso nadie quiere retornar una vez que llegan a el, dejándonos asustados a los que nos quedamos aquí, pero solo hay que estar tranquilos, cuando llegue ese momento todos montaremos en la barca que nos llevará a ese fantástico lugar donde todo tiene sentido, todo tiene su porque y donde por fin podremos descansar de nuestra enfermedad y sus efectos. Por el momento, hasta la llegada de ese momento solo viven, solo se preocupan de respirar y llenar su cuerpo de aire limpio, energía limpia, que llene de vida sus cuerpos y eso hace que sus miradas se iluminen y que todo cuanto realizan esté lleno de amor. Su proceso de la enfermedad es envidiable, lleno de satisfacción. Lo extraño es que si tienes la suerte de encontrarte con alguna de esas personas y les preguntas como se sienten, sonríen, si les preguntan cual es su secreto, que como lo hacen, te dicen que solo respiran, solo se preocupan de vivir su enfermedad con humildad y agradecimiento, que ese es parte del secreto.

Esta gente, camina, hace sus quehaceres diarios, siempre con una sonrisa, con una paz interior que les hace disfrutar cada instante, cada segundo de su enfermedad está llena de amor y paz. No se, pero quizás ellos sepan algo que yo ignoro.

Aunque parece no estar diagnosticada la enfermedad parece que algunos le dan el nombre de VIDA.

Gracias

See you in the next life

jueves, 13 de agosto de 2015

On/Off

Qué sucede cuando nuestro ser se desconecta de la vida, del universo, cuando dejamos de estar en sintonía con todo cuanto nos rodea, y todo parece extraño, todo produce miedo y toda la información que llega a nosotros se transforma en dolor y sufrimiento. La vida pierde su brillo, los olores pierden su pureza y los sonidos se vuelven sordos y lejanos. Nuestro ser se oculta tras un manto gris de nubes tormentosas, llenas de tristeza y rabia.

Es momento de sentarse y respirar, pero cuanto más sientes la necesidad de descansar menos ves ese maravilloso asiento, confortable y lleno de amor que es la vida, y que nos espera con los brazos abiertos, sin rencor, sin juicios, sin preguntas, a que nos dejemos caer sobre el, con los ojos cerrados y llenos de confianza por aquello que nos espera y la propia vida nos da. Es ese momento en el que cuesta ver que todo esta donde debe estar, que la vida es maravillosa por el simple hecho de ser y estar ahí, que tan solo debemos respirar a enormes bocanadas el aire que nos rodea y nos hace estar dentro de esa vida que nos rodea y nos espera con sus brazos amorosos, cual madre esperando a su hijo a la salida del colegio, solo esperando a abrazarle y preguntarle si se lo ha pasado bien hoy.

Que más importante hay que respirar. En esos momentos es cuando más debemos sentarnos y dejarnos llevar por la vida, dejarnos inundar por su energía, por su cariño y confiar plenamente que todo cuando nos da es aquello que necesitamos para que nuestra vida sea nuestra vida, y la de nadie más. Es el momento en el que debemos rendirnos ante la vida y dejarnos querer por ella.

Es entonces cuando todo vuelve a encajar. Todo vuelve a estar en su sitio y nuestro entorno vuelve a brillar, vuelve a oler, vuelve a radiar belleza a cada instante, en cada rincón, y nos volvemos a sentir conectados con todo cuanto nos rodea. Nos sentimos unidos a cada ser, a cada objeto que se encuentra a nuestro alrededor y vemos esos minúsculos hilos de unión entre todo, minúsculos pero firmes y resistentes. Nuestro ser vuelve a asomarse entre esas nubes grises las cuales lo ocultaban, y nos sentimos vacíos, libres de tensiones y condicionamientos. Nuestro cuerpo rompe de nuevo sus límites y se fusiona con el universo, volviendo a formar parte del todo.

Buenas noches en On.